En Chiapas hay víctimas de COVID-19 que no caben en las gráficas. La abuela está entre quienes no tuvieron una prueba que confirmara el contagio. No hay un número destinado para ella. La abuela falleció después de casi dos meses de haber pasado la fase aguda de esa enfermedad.
Su cuerpo ya no está en aquella casa antigua de la costa chiapaneca. Queda de ella una fotografía colgada en la sala, queda ella en los recuerdos que evoca una iguana asoleándose en el tejado, en el patio donde el olor a leña invade, mientras en la olla se cuecen los tamales que acompañarán su novenario.