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Pueblos indígenas, historias de resistencia en Centroamérica y México


Los países centroamericanos y México tienen muchas realidades comunes, una de ellas es la existencia de numerosos pueblos y comunidades indígenas. Solo Centroamérica alberga un promedio de 65 diferentes pueblos indígenas según datos del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), mientras que en México habitan 68 pueblos indígenas con sus propias lenguas originarias, de acuerdo con el Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA).

La riqueza cultural, lingüística y humana que representa la presencia de pueblos originarios a lo largo de Mesoamérica choca de manera frontal con situaciones que limitan las posibilidades de vivir una vida digna para las personas indígenas y afrodescendientes la región. Hablamos de extractivismo, despojo, discriminación, expulsión de sus tierras, entre otras tantas situaciones a las que las comunidades resisten y deben hacer frente a diario.

El 9 de agosto se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, fecha que marcó la sesión inaugural del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de las Naciones Unidas en 1982, como una forma de reconocer internacionalmente la necesidad de trabajar en el reconocimiento pleno y el respeto a los derechos de estos pueblos en todo el mundo, más aún en regiones donde son predominantes.

Sin embargo, contrario a un mayor cumplimiento de sus derechos, en los últimos años “los pueblos indígenas continúan enfrentándose a barreras estructurales que limitan su plena inclusión social y económica. Mientras que los pueblos indígenas representan el 8 por ciento de la población en la región, también constituyen aproximadamente el 14 por ciento de los pobres y el 17 por ciento de los extremadamente pobres de América Latina” señala el estudio del Banco Mundial Latinoamérica indígena en el siglo XXI.

A pesar de las múltiples amenazas que enfrentan, sus formas de resistencia también son diversas. Las mismas les ayudan no solo a resistir a los megaproyectos que destruyen la vida que les rodea, sino a todo aquello que amenaza con acabar con su riqueza y su historia ancestral.

Por eso, las Naciones Unidas dedicó la celebración de este año a reconocer el papel de las mujeres indígenas en la preservación y transmisión del conocimiento tradicional. Y de esto saben mucho las mujeres de distintas comunidades mayas, tsotsiles, mayagnas, miskitus y de otros pueblos que conversaron con medios de comunicación aliados de Otras Miradas para contar sus historias, sus luchas, sus formas de vivir y de conservar la vida ante tantos proyectos de muerte que les amenazan.

Compartimos una selección de trabajos realizados para visibilizar el rol de los pueblos originarios en la región, el olvido al que se enfrentan por parte de los gobiernos, las amenazas que viven y las formas en que resisten.

MÉXICO

Sostienen la vida afianzadas en su comunidad. La esperanza la colocan en hilos de colores que van bordando sustento, identidad y fuerza. Son mujeres del municipio de Aldama, zona tsotsil de los Altos de Chiapas, ubicada en el sureste de México. Ellas afrontan, desde hace al menos cinco años, estrategias de violencia y terror con las que pretenden arrebatarles sus tierras y el control territorial por intereses que, aún no estando del todo claro, apuntan al crimen organizado que va ganando terreno en esta parte del país.

En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) identificó que las entidades con mayor porcentaje de población hablante de lengua indígena fueron: Oaxaca con 31.2%, Chiapas 28.2%, Yucatán 23.7% y Guerrero con 15.5 por ciento. Estas acumularon 50.5% del total de hablantes de lengua indígena en el país.
Frente a la «guerra de exterminio hacia el sur global» a través de los megaproyectos, las industrias, el agronegocio y el extractivismo, pueblos indígenas realizarán una Caravana por el Sureste del México Profundo, informó la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio (APIIDTT)

GUATEMALA

Esta es la historia de un colectivo de tenaces mujeres indígenas que defienden sus tejidos y que a través de sus originales diseños promueven la preservación del legado y respeto a sus abuelas. El Movimiento Nacional de Tejedoras surgió a partir de la indignación que sienten las mujeres Mayas al ver la forma en la que utilizan, explotan y extraen sus creaciones, sus conocimientos ancestrales y sus tejidos.

EL SALVADOR

DEUDAS HISTÓRICAS
 
El Estado salvadoreño ha intentado borrar de su historia a los pueblos indígenas desde antes de 1932, cuando ocurrió el etnocidio. En 2007, el Estado ejecutó intencionalmente un “exterminio técnico” para continuar negando los derechos y garantías de las personas indígenas en el país. Este sector de la población, en su mayoría, no tiene acceso a tierras, educación y vive en condiciones de pobreza por la falta de un marco legal para garantizar sus derechos. Sin embargo, los habitantes del cantón Sisimitepec, Sonsonate, son un ejemplo de resistencia. Esta comunidad indígena aún persigue su autodeterminación y la conservación de su identidad a partir de la defensa de los bienes comunes.

HONDURAS

El cansancio de 7 horas en lancha en medio de las turbias aguas de la laguna de Caratasca, no reduce la impresión que provoca el paisaje de selva tropical húmeda de la Mosquitia hondureña, ubicada en el departamento de Gracias a Dios.

Esas aguas cristalinas de la costa caribeña de Honduras, son el sustento de miles de pescadores que no tienen otra actividad económica que les permita mantener a sus familias. Es bajo esa realidad murieron 34 buzos miskitos el pasado mes de junio.

NICARAGUA

Más de 3.000 indígenas han sido desplazados forzadamente en la Costa Caribe norte. Son miskitos y mayangnas, dos de los pueblos originarios más golpeados por el fusil de los “colonos”, esos invasores de tierras que actúan bajo un amplio paraguas de impunidad. El extractivismo crónico sustenta esta violencia: minería, ganadería y deforestación. El desplazamiento expone a los indígenas a la pandemia de COVID-19. El Estado se desentiende, mientras en los territorios el fusil y el ultraje son la norma. “Estamos ante un etnocidio”, alertan con severidad los comunitarios.

COSTA RICA

Hace siglos se están realizando procesos de despojo contra los territorios y los pueblos originarios de América Latina, la lógica de acumulación de los bienes comunes ha generado violencia sistemática sobre comunidades campesinas,  costeras, y principalmente hacia los territorios indígenas. 

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