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Ser mujer periodista en tiempos de Bukele: violencia política y misoginia

Las periodistas salvadoreñas no solo se arriesgan a la violencia basada en género, sino también a un gobierno que va aumentando su carácter autoritario y que teme a la rendición de cuentas. Pese a esto, el papel de las mujeres en el periodismo de El Salvador es más que necesario.


Neyda Padilla Alfaro*

Ejercer el periodismo siendo mujer no es fácil en países latinoamericanos. Es doblemente retador. Primero, porque es una carrera que pone en riesgo tu integridad física cuando incomodas a gobiernos de perfil autoritario. Segundo, porque se enfrenta violencia basada en género. Lo desalentador es que la segunda está más normalizada en la sociedad; desde las relaciones personales hasta las instituciones del Estado. 

Lo anterior lo he conocido desde mi proceso de formación como estudiante de comunicación social. Actualmente tengo 24 años y recientemente tomé la decisión de  hacer periodismo, a pesar de que algunas docentes me comentaron sobre el acoso sexual, censura e intimidaciones dentro de  los medios.

Aquella violencia que escuetamente me advirtieron en la academia la noté más compleja en la administración del presidente Nayib Bukele, donde los ataques al periodismo independiente se hicieron de forma más recurrente y en redes sociales. Recuerdo que en Twitter supe del hostigamiento que recibieron algunas periodistas salvadoreñas por exponer irregularidades del Gobierno. Una de ellas fue Karen Moreno, periodista de la revista GatoEncerrado, quien recibió acoso digital en redes sociales luego de publicar la nota “Los youtubers que el gobierno de Nayib Bukele avaló para la cobertura electoral. Eso ocurrió en marzo del 2021, mientras recibía  mis últimos talleres de periodismo. 

Esas deplorables situaciones que fui descubriendo no fueron aisladas. Se hacían en patrón. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en su  último informe sobre El Salvador publicado en noviembre 2021, constató que los ataques en redes sociales cobraban especial virulencia contra mujeres periodistas y que, según reportes, esto se agravaría luego del señalamiento hacia personas concretas por parte de autoridades estatales. 

En el informe Mujeres periodistas en primera línea: Desafíos de la Libertad de Prensa en El Salvador que publicó  la Fundación para el Debido Proceso (DPFL), en febrero del 2022,  17 periodistas consultadas en este estudio respondieron que han experimentado discrimnación en su desempeño como periodistas por el hecho de ser mujer. Doce de ellas también confirmaron que han vivido alguna violencia por parte de personas cercanas al actual Gobierno.

Aunque me ha impactado la violencia institucional del actual régimen, soy consciente que esto lo vivieron las periodistas en otros gobiernos. También sé por los informes de la Asación de Periodistas de El Salvador (APES) que los agresores están en los propios medios de comunicación, colegas, editores, fuentes de información y público. Este panorama es desmotivante para cualquier joven que quiere emprender en esta profesión. Entonces, ¿por qué vale la pena dedicarse a esto en un país como El Salvador?

Porque solo existiendo mujeres en el periodismo se puede identificar y denunciar públicamente la violencia basada en género. Es una urgencia social detener esto. No solo nos alcanza a nosotras laboralmente, alcanza a toda la diversidad de mujeres salvadoreñas, especialmente a las que están en situación de pobreza y viven en la ruralidad. Ser mujer periodista en El Salvador, también implica un importante compromiso por la continua especialización en enfoque de género: señalar las distintas formas y escalas de violencia en base al género, manejar con rigurosidad el marco legal de los derechos humanos de las mujeres, investigar vacíos y deudas del Estado, reconocer la desigualdad y los estereotipos de género que pasan desapercibidos en todos los ámbitos sociales.

Ser mujer periodista en El Salvador significa enfrentar los riesgos que conlleva hacer periodismo ante un Estado que le molesta la transparencia, uno que pone en riesgo el derecho a la libertad de expresión y el libre acceso a la información pública. Ser mujer periodista en El Salvador supone además superar las limitaciones y peligros que impone nuestra sociedad a las mujeres: ser acosada sexualmente en el trabajo, ser discriminada en base al género y ser cuestionada en capacidad por la simple razón de ser mujer. 

* La autora es periodista de El Salvador. 

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